domingo, 11 de enero de 2009

AHORRANDO ONDA

Portadores curiosos de un afán por ahorrar. Sobretodo en boludeces.

Freud se remontaría, sin dudarlo, al momento en que dejaron los pañales. Esa época en la que, seguramente, fabricaron la necesidad de guardarse para sí todo, desde lo que iba en los pañales hasta algún vuelto de galletitas ya de más grandes.
Pero lo interesante no es eso. Desde la película durmiendo con el enemigo para acá, los neuróticos obsesivos ya no son sorpresa.

La sorpresa está cuando se fusiona en ellos la necesidad de tener onda, tan contradictoria con su neurosis particular.

El resultado es patético y genera fenómenos tales como el de exhibir un celular de última generación alimentado con tarjeta prepaga y teléfono fijo, en casa, sin acceso a celulares. Curioso ¿no? Aunque buscándole la lógica ¿Para qué llamarse desde el teléfono fijo si no podrían atenderse en el celular cuando se les acaba la tarjeta de 10 o 20 mangos?

Así de paradójicos son y los ejemplos serían incontables pero la enseñanza es una sola: Definite.

Ahorrá en cosas que no tienen valor como las demostraciones de estatus pero nunca, nunca, nunca ahorres coherencia.
Es uno de los requisitos fundamentales para tener onda en la vida.
 

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